Empleo

El apoyo y la formación crean trabajadores valiosos

Conseguir un puesto de trabajo es fundamental para lograr que las personas con discapacidad lleven una vida plena.
De izquierda a derecha: Daniela Macías, Antonio García, Pau Torres, Javier de Oña y Graciela de la Morena.

De izquierda a derecha: Daniela Macías, Antonio García, Pau Torres, Javier de Oña y Graciela de la Morena.

El empleo es fundamental para que las personas con discapacidad puedan tener un proyecto vital y la sociedad sea plenamente inclusiva. La mesa redonda sobre Empleo, de los Encuentros ABC Discapacidad, analizó todos los aspectos relacionados con esta materia.

Juntos Somos Capaces de FUNDACION MAPFRE, ha beneficiado a mas de 2.500 personas.

Daniela Macías, delegada social de Clece, empresa multinacional de servicios, explicó que «una de las mejores maneras de integrar a una persona dentro de la sociedad es con el trabajo», por lo que la compañía decidió establecer como objetivo de su labor social una parte de la población muy específica en la que se incluyen las personas con discapacidad.

En cifras, de los 73.000 trabajadores de Clece, 5.000 tienen alguna discapacidad. «Hemos comprendido que, si cada persona vale para algo, lo que tenemos que hacer es buscar dónde podemos aprovechar al cien por cien las capacidades que tienen», afirma Daniela Macías. «El resultado es un trabajador altamente productivo y comprometido y que, además, genera buen ambiente de trabajo. Trabajar con personas con diversidad funcional suma mucho como empresa y personalmente», insistió.

Juntos somos capaces

La inserción laboral es también uno de los objetivos de la Fundación MAPFRE. Según explicó Antonio García, subdirector del área de Acción Social, uno de sus grandes éxitos es el programa de empleo «Juntos somos capaces», que realiza en colaboración con la Fundación Konecta y se centra en apoyar la integración de personas con discapacidad intelectual y enfermedad mental. «Hablamos siempre de normalización basada en el éxito.

Si un trabajador no le genera beneficios al empresario, la inicia- tiva está abocada al fracaso», explicó Antonio García. «El éxito de ‘Juntos somos capaces’ es que el empresario recibe a un trabajador formado; creemos que la dignidad de las personas pasa por tener un puesto de trabajo».

En concreto, en la Fundación MAPFRE trabajan bajo la filosofía del empleo con apoyo, que es uno de los elementos fundamentales de la inserción laboral. «Si la empresa necesita un determinado perfil, lo buscamos entre las entidades sociales y financiamos su formación para que lo que reciba el empresario sea un trabajador formado. A partir de ahí, tiene unos meses de seguimiento y apoyo hasta que posee plena autonomía», desgranó el subdirector del área de Acción Social. En sus seis años de trayectoria, el proyecto «Juntos somos capaces » ha beneficiado a más de 2.500 personas y tiene a más de 4.000 empresas adheridas, la mayoría de pequeño y mediano tamaño.

Este programa «Juntos Somos Capaces», se enmarca dentro del Programa Social de Empleo de Fundación MAPFRE, que busca promover la empleabilidad de personas con discapacidad y otros colectivos vulnerables. Desde la fundación, también se desarrollan proyectos en colaboración con centros especiales de empleo y se trabaja en los colegios para promover la integración con materiales específicos.

Un negocio para sensibilizar

Otro de los ponentes del encuentro fue Pau Torres, creador de la empresa Ilusión+. Estaba viviendo en China con su mujer, Gina, cuando le diagnosticaron Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA, una enfermedad degenerativa que, hasta el día de hoy, no tiene cura. «Tuvimos que volvernos a España, cambiamos totalmente y dimos con la idea de crear un vino solidario », explicó al resto de expertos de la mesa. «Actualmente tenemos 6 bodegas y 7 vinos diferentes con los que intentamos transmitir nuestra historia, nuestros valores y crear conciencia sobre las enfermedades degenerativas ». De cada botella de Ilusión+, un euro va a parar directamente a una de las fundaciones con las que colaboran: dos dedicadas a la ELA, una de afectados por la esclerosis múltiple y otra contra la distrofia muscular congénita por déficit de colágeno VI, que afecta a los niños.

Invitados durante la mesa redonda de Empleo

Gracias a Ilusion+, estas entidades recibieron el año pasado casi 6.000 euros de forma directa, a través de la venta de vinos, y 30.000 euros más por donaciones. «Subvencionamos 20 días de servicios de una fundación y pretendemos ir a más, el proyecto está empezando y queremos ayudar todo lo que podamos», aseguró Pau Torres.

La creación de Ilusión+ le hizo a Pau Torres ser uno de los ganadores de la II Convocatoria de Ayudas a Emprendedores, promovida por la Cátedra de Emprendimiento para personas con discapacidad Fundación Konecta-URJC, «La cátedra me ayudó mucho, es una manera de reconocer el trabajo que estás haciendo y, además del importe económico, darte visibilidad ». «Tengo ELA, sí, pero también tengo otras muchas cualidades. Queremos concienciar; es una enfermedad sobre la que hay mucho desconocimiento, que la gente vea que es muy cruel y que cada vez hay más personas a las que les afecta», sentenció.

Fundación Konecta

Fundación Konecta, por su parte, lleva 12 años trabajando por la integración de personas con discapacidad. Su directora, Graciela de la Morena, explicó que uno de sus objetivos es apoyar a la propia Konecta, empresa líder en outsourcing y contact center. «La Fundación va de la mano de la Compañía para in intentar promover que, tanto en ella como en otras empresas, se potencie la contratación de personas en riesgo de exclusión social, especialmente de personas con discapacidad». En concreto, ha contribuido a proporcionar empleo a más de 2.000 personas a partir de sus diferentes proyectos.

Graciela de la Morena mencionó la importancia de trabajar en equipo y destacó la alianza estratégica con la Fundación MAPFRE, con la que llevan trabajando más de 10 años, apoyando su programa social de empleo; y con la Fundación DKV Integralia, entidad con la que desarrollan diversos proyectos en Perú y Colombia. «Queremos extrapolar toda la experiencia que ya tenemos a otros países menos desarrollados y aunque aquí en España todavía queda mucho por hacer, en otros países queda mucho más y debemos ayudar», afirmó.

Emprendimiento

La directora de la Fundación Konecta también tuvo unas palabras para Pau Torres, beneficiario de la Cátedra de Emprendimiento: «No se ven muchos casos como el de Pau; es único por el componente tan especial de crear un negocio que tiene como fin principal el sensibilizar sobre una enfermedad devastadora. Tanto él como Gina demuestran una enorme generosidad». En cuanto a la evolución del proyecto, explicó que tienen «56 empresas creadas dentro de la Cátedra, por 71 personas con discapacidad, a las que se acompaña, mentoriza y motiva.

En estos tres años se han formado presencialmente 1.097 personas, 394 han recibido formación online. También se les ha proporcionado mentoring y coaching a 987 emprendedores con discapacidad. «Estamos muy contentos con este proyecto conjunto desarrollado con la Universidad Rey Juan Carlos, a través del cual además se proporciona espacios en viveros gratuitos o a precios especiales para nuestros emprendedores». «Muchos de los negocios que emprenden son servicios para responder a sus propias necesidades», amplió.

Proyectos en el extranjero

Javier de Oña, subdirector de la Fundación DKV Integralia, explicó que la entidad nació de una necesidad de la compañía de seguros. «Necesitaba centralizar sus procesos de atención al cliente y decidió crear una fundación donde solo trabajasen personas con discapacidad cuya misión fuese, primero, prestar servicio a DKV y, después a otras empresas». El resultado, 420 personas con discapacidad trabajando en sus ocho centros de trabajo.

Según relató Javier de Oña, en 2012 DKV Integralia decidió estar presenta también en países menos desarrollados y surgió su alianza con Fundación Konecta. «En España hablamos de inclusión y normalización, pero en otros países no queda más remedio que hablar de subsistencia: las personas con discapacidad están excluidas, para ellas poder trabajar es un cambio brutal», aseguró. Graciela de la Morena resaltó que, en países como Perú o Colombia, el tejido asociativo «no está tan bien organizado, ni hay sensibilidad, ni concienciación o accesibilidad a los niveles necesarios».

Por ello, tanto DKV Integralia como Fundación Konecta están ayudando a formar a jóvenes en riesgo de exclusión y a personas con discapacidad logrando que a día de hoy, un 85% de estas personas se hayan incorporado a la plantilla de Konecta. «Apoyamos el desarrollo social de zonas muy desfavorecidas a través de proyectos muy estratégicos», explicó Graciela de la Morena.

Las principales barreras

Volviendo a la situación en España, uno de los temas que se trataron en el debate fueron los obstáculos que las personas con discapacidad se encuentran a la hora de acceder a un empleo. Para Daniela Macías, la barrera fundamental es «el resto de personas; aún cuesta darse cuenta de que las capacidades diferentes no limitan», aseguró. Antonio García, por su parte, afirmó ver «cada vez menos dificultades, ya que hay prejuicios que van desapareciendo y que lo terminarán haciendo por completo con normalización y visibilidad».

Fundación Konecta ha contribuido a la integración laboral de más de 2.000 personas con discapacidad a través de sus proyectos.

Basándose en su propia experiencia, Pau Torres dijo que las dificultades «son psicológicas » y que, en su caso, optó por el autoempleo porque en el trabajo por cuenta ajena «hay menos flexibilidad con cuestiones médicas y similares». «En muchos países empieza a ser normal el hecho de trabajar desde casa, por ejemplo, pero aquí todavía queda mucho por evolucionar en ese aspecto», sentenció.

Graciela de la Morena coincidió en que las que más abundan son las barreras mentales, sobre todo causadas por el desconocimiento. Sin embargo, aún quedan también barreras arquitectónicas. «La accesibilidad es algo que trabajamos mucho desde Fundación Konecta y hay cosas inexplicables, como que las normativas de accesibilidad sean distintas en las diferentes comunidades autónomas», destacó. Y, para lograr una inserción laboral efectiva, incidió en que es clave «el acompañamiento». «Después de adaptar el puesto, creamos una figura de tutor para los primeros meses. No se trata de solidaridad, sino de integración real, al final el trabajador con discapacidad tiene que ser productivo, igual que el resto», declaró.

Por su parte, Javier de Oña identificó tres tipos de obstáculos: las barreras arquitectónicas y físicas; la cualificación, ya que muchas personas con discapacidad no han tenido una formación normalizada, y la reticencia de los mandos intermedios a aceptar que el seguimiento y la tutorización son claves para lograr la inserción.

Precisamente todos los ponentes coincidieron en que es necesario concienciar y formar a los mandos intermedios para que no tengan dudas a la hora de incorporar a su equipo a una persona con discapacidad. «Los trabajadores con capacidades diferentes tienen ganas de aprender, generan empatía, poseen sentido del humor…son muy valiosos», insistió Antonio García.

En cuanto a la mejora de la empleabilidad de las personas con discapacidad, cuyo nivel de desempleo se cifra en un 31% frente al 21% general, Javier de Oña aseguró que «hay que trabajar la formación y la adecuación de los procesos por parte de las empresas».

Y, por último se trató el papel de la administración, a la que Daniela Macías le pide «más avances». «Una persona que se encuentra en paro es un gasto permanente para la administración, si se le integra y tiene trabajo se le está quitando cargas al sistema público, así que no entiendo que aún pongan ciertas trabas », sentenció.

La opinión de los expertos

Daniela Macías, delegada social de Clece.
Una de las mejores maneras de integrar a una persona dentro de la sociedad es el trabajo.
Antonio García, subdirector del área de Acción Social de la Fundación MAPFRE.
El éxito de ‘Juntos somos capaces’ es que el empresario recibe a un trabajador formado.
Pau Torres, creador de la empresa Ilusión+.
Queremos concienciar, la ELA es una enfermedad sobre la que hay mucho desconocimiento.
Graciela de la Morena, directora de la Fundación Konecta.
No se trata de solidaridad, sino de integración real, al final el trabajador con discapacidad tiene que ser productivo, igual que el resto.
Javier de Oña, subdirector de la Fundación DKV Integralia.
Hay que trabajar la formación y la adecuación de los procesos por parte de las empresas.